sábado, 30 de marzo de 2013

CAMBIAR LOS ESQUEMAS


El otro día hice un esquema con lo que tenía escrito de las novelas en las que trabajo. Quería tener la manera de ver, rápidamente, por dónde iba, si había agujeros en la secuencia temporal (me vuelven loca) o hacerme una idea de lo que queda para dar por terminado el primer borrador.

Me llevó unas cuantas horas.

Seguí escribiendo estas novelas como hasta ahora, una de ellas en perfecto orden de lectura (aunque parezca raro no he vuelto atrás, lo que el lector se vaya a encontrar ha ido saliendo de mi cabeza justamente en ese orden) y otra caótica del todo. Como que ya he escrito el final y me falta toda la parte central.

O eso creía…

No puedo hacer viajes en coche por la noche de copiloto. Me quedo callada, concentrada en mis pensamientos, dejando que la música me relaje y me suelen pasar dos cosas. La más frecuente es que me quede dormida y me despierte con un horrible dolor de cuello y la otra es que me deje llevar y mis novelas avancen a pasos agigantados en mi mente.

Ayer, pasó otra cosa.

Venía de Soria, bajo un tremendo aguacero, hipnotizada por los limpiaparabrisas cuando me puse a pensar en el esquema de mi novela. De pronto, el interruptor de las ideas se activó en mi cerebro y éstas empezaron una carrera que ríete tú de la velocidad de los "limpias".

¿Resultado?

Un desastre.

Ahora la novela no empieza donde empezaba, ni como empezaba y un personaje ha mutado de personalidad. A otro creo que lo voy a suprimir y es posible que aparezcan nuevos. Empecé a imaginar el argumento como hago siempre, como un círculo que se cierra y no había manera de hacerlo sin cambiar desde el principio.



Tendré que empezar otra vez, pero no es empezar de cero, es más complicado porque toca poner las piezas sobre la mesa y construir otro puzle nuevo. Ya lo hice con Detrás del cristal, ya me cargué páginas y páginas hasta que me convenció, así que no es la primera vez.

Lo bueno es que no me da ninguna pereza.

martes, 26 de marzo de 2013

CON LAS VACACIONES, EMPIEZA EL TRABAJO



Dentro de un par de días empezarán para mí las vacaciones de Semana Santa. Mi ritmo de vida se invierte del todo porque cuando hay vacaciones, irónicamente, es cuando más trabajo tengo. Sobre todo cuando se juntan con unos días de mal tiempo como los que los pronósticos meteorológicos auguran. Los niños no tendrán ni la oportunidad de irse al parque un rato, así que, sin tener dotes adivinatorias especiales, estoy segura de que habrá más de una pelea por el mando de la tele.

Que romperán algo.

Que discutirán por contarme primero cualquier cosa que se les ocurra.

Son predecibles cien por cien...

Además de todo, tendré que actuar como mediadora en sus conflictos. Para mí las vacaciones son un tiempo especial porque dejo mi trabajo normal, pero asumo otras tareas que se han ido quedando pendientes y, sobre todo, tengo las tardes libres para hacer lo que más me gusta: escribir. Me emociona pensar que tendré cada día cuatro horas por delante, que no voy a tener que irle robando horas al sueño y a la rutina para poner en palabras las historias que llevan mucho tiempo dando vueltas por mi cabeza.

Ya he empezado a calentar motores, ya tengo esquemas de lo que quiero contar y entre ayer y esta mañana he logrado componer un capítulo de la novela. No puedo estar más contenta con el resultado porque a pesar de que era algo difícil creo que he encontrado el tono adecuado, la manera de restarle crudeza a algo complicado sin perder la emoción.

Las vacaciones, de algún modo, ya han empezado entonces.

Que las disfrutéis.

Yo pienso hacerlo.

domingo, 24 de marzo de 2013

UNAS FOTOS.

Estoy leyendo un libro. Por primera vez en muchos meses, uno solo, sin compaginarlo con lecturas obligatorias, sin alternarlo con otro porque se me cuele de pronto en mis deseos y no sepa resistirme.

Voy despacio pero no es porque el libro no se deje, que sí, que es perfecto, es que no tengo tiempo de nada. Ya os contaré lo que me ha hecho sentir, no se va a librar de una reseña.

Mientras termino (a lo mejor tardo, no quiero que se acabe), unas fotos de hoy...






Si pulsas en las fotos, se agrandan.


viernes, 22 de marzo de 2013

CUMPLEAÑOS PREGUNTÓN


En este post, pido comentarios.

Ya sé que es un comienzo raro, sobre todo porque la primera idea cuando me he puesto a escribir ha sido contaros que mañana, 23 de marzo, El espejo de la entrada cumple 5 años en la red. Lo celebraré comiéndome un pastelito y soplando una vela perfumada delante de un espejo. Una ceremonia sencilla para conmemorar una aventura de la que no me arrepiento en absoluto.

Mi regalo de cumpleaños bloguero quiero que sea vuestro comentario, pero no un "felicidades" sino la respuesta a una pregunta que os lanzo.

¿Cuál es el límite que estáis dispuestos a pagar por un libro digital?

En Amazon, el programa de publicación te permite poner el libro a un precio mínimo de 0,89€ y a partir de ahí eres tú mismo quien va decidiendo. Es lo que yo he hecho en este año que llevo desde que el 18 de marzo de 2011 publiqué ahí El medallón de la magia.

Probar.

He subido los precios, los he bajado, he puesto diferentes dependiendo de si era una u otra plataforma. Y no sólo eso, he observado lo que ocurría con otros libros, de otros autores…

Pero me acabo de dar cuenta de que no he hecho una cosa básica: preguntar a quienes realmente tienen algo que decir, los lectores.

La piratería es un hecho, está ahí. Sin ir más lejos, cada vez que abro el blog y miro la manera por la que se entra a él, encuentro que una de las que más se repiten es "descargar gratis… " y cualquiera de los títulos de mis libros. Ante algo así no hay quien pelee y, a pesar de todo, las ventas son posibles a través de Amazon pero supongo que porque el precio es más que competitivo, irrisorio.

La única manera que se me ocurre de luchar contra lo imposible.

Por eso me atrevo a pediros, como lectores sensatos que sois, que respondáis a mi pregunta.

¡Os espero impaciente!

miércoles, 20 de marzo de 2013

LA TUMBA COMPARTIDA DE ANTONIA ROMERO



Sinopsis:

Maite, una joven anticuaria que viene acarreando cierto sentimiento de culpa desde la desaparición en el pasado de un miembro de su familia, va a ver su rutina alterada. Un día llega a su tienda, que dirige con su socio Adrián, un extraño amuleto corazón egipcio, de la época del faraón Akhenatón.

Maite, Adrián y el conocido arqueólogo Mauricio Varona, además del equipo de éste, inician una expedición a Egipto en busca de la tumba de la reina Nefertiti, esposa del faraón. Pero todo se complica con muertes inesperadas, hallazgos de cadáveres, desconfianzas, envenenamientos, identidades desconocidas, que el lector va descubriendo y destapando de la mano de Maite.


Mi opinión:

Éste fue mi primer regalo de este último cumpleaños, que me entregaron unos días antes porque soy una impaciente. Llevaba tiempo deseando leer el libro de Antonia Romero porque ya había tenido el placer de leerla antes. Empecé a conocer su trabajo a través de otra de sus novelas, Peso cero, que me llamó más la atención al principio y que no me decepcionó en absoluto. Tienes su reseña aquí, por si quieres echar un vistazo. Fue uno de los libros que más disfruté este verano.

La Tumba compartida narra la historia de Maite, una anticuaria que de pronto ve su vida envuelta en un doble dilema. Por un lado, un programa de televisión le ha devuelto a su hermano, perdido hace mucho tiempo, y por otro, la llegada de un amuleto a su tienda de antigüedades, que parece más una imitación que algo auténtico, y que desencadena una expedición a Egipto, para tratar de encontrar la tumba de Nefertiti. A partir de ahí su vida sufre un vuelco, se ve envuelta en muertes inesperadas, traiciones, secretos guardados durante años…

El libro está estructurado en dieciocho capítulos, un epílogo y unas páginas finales que rematan la historia de una forma deliciosa. Cada uno de los capítulos comienza con un fragmento de textos de las pirámides y en ellos, Antonia, hábilmente, va entrelazando la aventura arqueológica con los sentimientos de Maite. Los cambios de giro en la historia, sobre todo en la última parte, son constantes, dejando al lector desconcertado en muchas ocasiones, sin saber muy bien a quién atribuirle el papel del "malo".

El mosaico de personajes que nos muestra el narrador en tercera persona es amplio. Conocemos así a Víctor, el hermano perdido de Maite, un hombre normal, con una vida tranquila y estable a quien de pronto todo se le pone patas arriba cuando su hijo Marc, que está viendo la televisión, le cuenta que cree que es él la persona a la que buscan en el programa. Marc es otro personaje que me ha gustado mucho, un chico apasionado con Egipto que a lo largo de la historia tendrá su importancia. Sin pretenderlo sirve de nexo de unión entre la anticuaria y el arqueólogo Mauricio Varona, un personaje que durante el relato fui incapaz de saber si me caía bien o mal. Supongo que ahí está parte de su encanto, de hecho, todos los personajes están muy bien construidos.

La relación de Maite con su socio, Adrián, finiquitada desde hace tiempo para ella al comenzar la novela, y la presencia en su vida de Mauricio, establece un triángulo entre los personajes, apasionados de la arqueología. Los datos que aporta Antonia sobre el antiguo Egipto son amplios y quienes sienten interés por las primeras civilizaciones de la Historia, seguro que los disfrutarán.

Me ha gustado mucho Helena, la madrastra de Víctor, y cómo Antonia ha sido capaz de unir perfectamente dos historias tan aparentemente dispares como la búsqueda de la tumba de Nefertiti con la historia actual del hermano encontrado. En realidad podrían considerarse dos caras de lo mismo, búsquedas del pasado para entender por qué las cosas sucedieron de un modo u otro.

Os animo a que le deis una oportunidad. Además, ya no hay excusa posible. Existe en formato digital pero también podéis, como he hecho yo, leerlo en papel. Desde febrero está disponible en tapa blanda, en Ediciones B.




martes, 19 de marzo de 2013

¿POR QUÉ HACES ESTO?

Me lo he preguntado mil veces, ¿por qué te metiste en este lío? Me he respondido que me aburría, que un día abrí el explorador de internet, di vueltas erráticas y tropecé con una página donde podía crear un blog y lo hice para ver qué era.

No entendía nada.

Tan poco, que hubo un tiempo en el que no supe volver a ella, en el que pasaron meses sin visitar mi propio espacio porque como le puse este nombre tan peculiar, cada vez que lo buscaba, Google me llevaba a IKEA...

Un día me llegó un mensaje de alguien desde el otro lado del océano y recuperé mi enlace. Vi que el blog tenía actividad al margen de mí misma, seguidores insospechados que sí encontraron el modo de ver lo que había puesto. Iban creciendo y, cada domingo, el único día que me conectaba, encontraba respuesta en los comentarios a mis reflexiones en voz alta. Me animó a seguir.

Fue extraño, divertido. Una manera nueva de interactuar que era desconocida para mí hasta entonces.

Me atreví a hablar de mis libros, comenté los de otros y poco a poco este proyecto repentino empezó a tomar cuerpo.

No pensaba en darle continuidad hasta que me convencieron de que la amistad era posible a través de la pantalla, que lo que era una simple ventana en la que insertar contenidos también era un espacio de intercambio de emociones.

Creo que seguí más por eso que por nada, porque cuando abría el espejo encontraba el reflejo de personas reales que me regalaban cinco minutos de su tiempo para decirme, aunque las palabras escritas fueran otras, hola, estoy aquí.

Los tiempos cambian, las cosas mutan y los reflejos de este espejo no son los mismos. Han llegado otros y los primeros se han marchado.

Y a mí me da mucho coraje echarlos tanto de menos.

Será que los cambios me cuestan demasiado, que me da miedo no estar a la altura, que me exijo demasiado. Hoy tenía que escribir una reseña pero no tengo ganas.

Ya lo haré...

domingo, 17 de marzo de 2013

FRASE







Cada lágrima enseña a los mortales una verdad.

Platón (427 a.C.-347 a.C.) Filósofo griego.

miércoles, 13 de marzo de 2013

DETRÁS DEL CRISTAL CASI UN MES DESPUÉS

Hace casi un mes que publiqué en Amazon Detrás del cristal. Concretamente, el día 15, hará ya cuatro semanas que el libro está a la venta. Si me hubieran jurado que pasaría lo que está sucediendo hubiera acusado a la persona de un exceso de imaginación: desde el primer día se montó en el top 100, empleó una semana en ir escalando posiciones hasta subirse a la lista de los diez primeros y allí sigue, ahora, mientras escribo, en el número tres, justo detrás de las novelas de Fernando Gamboa González, a quien siempre le digo que el día que le pase me pondré muy tontorrona. Es normal, es un crack, sus novelas gustan y mucho y pasarle, como me dice él, sin intermitentes, es un reto tonto, de esos que te pones en la vida por puro afán de superarte.



Reviso mi muro de Facebook y me doy cuenta de que lo estoy llenando de cifras, de rankings, de posiciones, de comentarios de los que voy recibiendo, de reseñas... convirtiéndolo en algo monotemático y quizá aburrido, pero es que detrás de cada captura de pantalla, de cada una de las fotos, de las posiciones... hay emociones.

Las mías.

Intento dejarme a mí misma constancia de lo que me está pasando pero a la vez me obligo a frenar mi entusiasmo porque os aseguro de que es mucho más intenso de lo que dejo escapar. Detrás de cada una de esas publicaciones hay a veces lágrimas emocionadas, cada vez que miro la posición de la novela no soy inmune a las pequeñas variaciones. Cada vez que alguien hace un comentario, le da a un me gusta, me envía un mensaje de ánimo o elude pronunciarse en público hay sentimientos que algunos días me desbordan. Lo he dicho más de una vez, me siento como una olla express sin válvula.

Por si esto fuera poco, empiezan a llegar reseñas del libro. La primera fue Violante Martín, quien contó sus impresiones del libro. Me encanta esta reseña, sobre todo al final, cuando nos cuenta que para no dejar de leer... ¡se llevó el portátil a la peluquería!

Reseña en el Blog El mundo y yo.

Pilar Muñoz Álamo, escritora, autora del libro de relatos Ellas también viven (por cierto, tenéis que leerlo) me regaló una reseña muy especial. Si algo tiene Detrás del cristal, como dificultad para reseñarlo, es que no se puede hacer fácilmente sin destripar la trama. Me costó muchísimo escribir la sinopsis para contar sin contar, y Pilar, con esa capacidad que tiene para expresarse, supo esquivar esa dificultad, haciendo una lectura profunda de la novela, no quedándose en la apariencia de una historia disparatada.

Reseña en el blog Ellas también viven.


Ayer llegó la tercera reseña de la novela. Otro escritor, Félix Jaime Cortés, autor de El hombre de Grafeneck, (que también os recomendé en el blog este verano), puso mis emociones a prueba del todo. Igual que Pilar supo encontrar las palabras para contar sin desvelar, supo arañar en el fondo de lo que quería contaros a través de unos personajes en apariencia sencillos. Leedlo, yo no sé todavía qué decirle.

Reseña en el Blog Impresiones de un acompañante.

No se queda ahí, están los comentarios en Amazon, algunos de personas a las que no conozco de nada, otros de gente a la que he recuperado en mi vida a través de los libros...

Son tantas cosas.

Estoy esperando algo negativo, estadísticamente tiene que llegar, pero mientras, disfruto a mi manera y me lo cuento aquí, mirándome en mi espejo. Desde Detrás del cristal...


lunes, 11 de marzo de 2013

PAUL AUSTER, DIARIO DE INVIERNO.



Sinopsis:

Reseña del editor, extraída de Amazon.

Auster vuelve la mirada sobre sí mismo y parte de la llegada de las primeras señales de la vejez para rememorar episodios de su vida. Y así, se suceden las historias: un accidente infantil mientras jugaba al béisbol, el descubrimiento del sexo, las masturbaciones adolescentes y la primera experiencia sexual con una prostituta, la rememoración de sus padres, un accidente de coche en el que su mujer resulta herida, una presentación en Arles acompañado por su admirado Jean-Louis Trintignant, la estancia en París, una larga lista comentada de las 21 habitaciones en las que ha vivido a lo largo de su vida hasta llegar a su actual residencia en Park Slope, sus ataques de pánico, los viajes, los paseos, la presencia de la nieve, el paso y la herida del tiempo... En definitiva, un magistral autorretrato. «Paul Auster ha construido uno de los universos más inconfundibles de la literatura contemporánea... Realmente está en posesión de la varita de un mago» (Michael Dirda, The New York Review of Books). «Un escritor cuya obra brilla con originalidad e inteligencia» (Don DeLillo).

Mis impresiones:

Pocos libros, últimamente, me han tocado tanto. Diario de invierno no es una novela, es la autobiografía del escritor norteamericano Paul Auster, y lo que en realidad me movió fue la manera que elige para narrarlo. Auster, en su línea de contravenir las normas (algo que siempre hacen los grandes y lo hacen muy bien) elige contar su propia vida en segunda persona, de manera que el lector parece escuchar a un narrador que le está contando al propio autor su trayectoria vital. 

Atípica, personal, magistral.

Pero no se queda en eso, lo hace además de manera desordenada, con fragmentos suelos, anécdotas que no siguen necesariamente una secuencia temporal y que tienen distintos nexos, dependiendo del tramo de la novela en el que te encuentres. A veces son las casas en las que ha vivido, escenarios en los que sitúa los momentos vitales que le han ido formando como persona. A veces se centra en familiares claves (su padre, su madre, las relaciones con ambos y con sus dos esposas) y en cada uno de esos instantes va desvelando algo de sí mismo.

No es la historia lo que importa, las anécdotas, son los sentimientos, los pensamientos de Auster que nos recuerdan, en su manera de narrar, que también es un poeta. El libro está plagado de metáforas, enumeraciones eternas, giros del lenguaje que colocan el texto en un plano difícilmente alcanzable. 

Leyéndole entiendo aún más que estoy en proceso de aprendizaje, me siento pequeña y a la vez muy próxima a él porque en algunas de sus reflexiones sobre la escritura me estoy viendo tan reflejada que a veces es como si tal o cual frase pudiera haber salido de mi boca. Porque esta lectura me ha descubierto que no soy única, que hay alguien, con una edad muy distinta a la mía, que ha crecido en una sociedad diferente, que tiene ciertos rasgos en su alma que lo convierten sentimentalmente en una gemela de la mía. Asusta. Asusta mucho porque compararse con alguien así suena pretencioso, vanidoso y cualquier cosa menos humilde pero no lo puedo evitar. Me veía ahí, escribiendo con apenas doce, como él. Pensando que esto es una parte tan grande de mí que sin ella no sabría seguir.

En cuanto al anecdotario de la novela, me quedo con las actas de la comunidad de vecinos que redactaba su mujer. ¡Fantásticas! Normalmente son un coñazo y ella hacía que entrasen ganas de recibir una. Bueno, supongo que se le escapaba que también es escritora.

¿Lo recomiendo? Sí, pero no sé. Es extraño, aunque a mí me ha resultado fascinante.

viernes, 8 de marzo de 2013

DESPERTAR


La brisa del mar soplaba suave revolviendo mi melena suelta mientras se colaba en mi interior a través de la nariz. Sentada en la arena, el horizonte me abrigaba, cargándome de ese optimismo que hacía meses que me había abandonado. Se estaba bien. Muy bien. Las olas, con su cadencia constante, relajaban mis músculos y me dejaba llevar por mis sentidos, empapándome de todo lo que percibían: el suave piar de las gaviotas, el rumor del agua, el lejano sonido del tráfico a mi espalda, al otro lado del paseo marítimo…

No sabía qué me había conducido a sentarme ahí hasta que le vi, paseando por la orilla.

Llevaba unos pantalones a media pierna y las zapatillas en la mano, y caminaba concentrado en sus pies. Supongo que esperaba a las olas que periódicamente los limpiaban de arena y se recreaba en el cosquilleo que provocan en los dedos. El mar, violento cuando quiere, sabe también acariciarnos y él parecía rendido a sus encantos.

Le miraba extasiada, pensando que hacía meses que para mí su presencia era ausencia. No quise hablar para no estropear la magia de tenerle muy cerca. Mi corazón había recuperado la capacidad de latir en cuanto fue consciente de que él había regresado y yo, cobarde o precavida, o deseosa de volver a sentir, no quería interrumpirle.

No hizo falta.

Él levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los míos. Me regaló su sonrisa y sus pasos se encaminaron hacia mí. Arrastraba los pies por la arena caliente y cuando llegó a mi altura abandonó los zapatos y se sentó a mi lado.

-Estás muy guapa.

Así, breve, sin rodeos, como siempre había sido él conmigo.

Me agarró una mano con las suyas y posó sus labios en ella, haciendo que mi cuerpo detonase una tormenta de sensaciones. La paz de minutos antes se había esfumado y en mi pecho estallaba un conflicto bélico de dimensiones épicas. Casi un año sin sentir su presencia a mi lado, casi un año sin escuchar su voz. Casi un año desde la última vez que me miró a los ojos y volvía a mí como si ese tiempo no hubiera existido, como si perpetuamente hubiera permanecido a mi lado.

-Tú también –le dije.

Rodeó mi cuerpo con su brazo y mi cabeza se posó en su cuello, en mi sitio, como yo solía llamarlo cuando nada podía separarnos. El aroma de mi hombre me envolvió de pronto, poniendo los recuerdos en revisión, haciendo que de pronto, todos los reproches por su prolongada ausencia se marchasen. Daba lo mismo lo que le hubiera alejado de mí. Daba igual que me hubiera quedado sola y destrozada. Ya estaba. Él había vuelto.

Nos quedamos así mucho tiempo, amarrados el uno al otro, sin hacer nada más que sentirnos cerca. No hacían falta palabras para que nos entendiéramos.

De pronto, accionado por un resorte, se puso en pie y me arrastró de la mano. Mi instinto me hizo darme la vuelta, preocupada por nuestros zapatos, que se quedaban solos si le seguía pero con una sonrisa me señaló que me olvidase de ellos. La playa estaba desierta y, al fin y al cabo, sólo eran unos zapatos.

Yo también sonreí.

Corrimos por la playa, cerca de la orilla hasta que se paró de pronto, haciéndome tropezar con su cuerpo. Mi rostro se pegó al suyo, tan cerca que fue imposible que nuestros labios no iniciaran una danza de la que habían sido campeones. ¡Cuánto había añorado sus besos!

De pronto sentí mucho frío. Mis ojos, cerrados en el momento íntimo que compartían, se abrieron y observaron espantados que ya no estaba. La playa rápidamente empezó a cambiar, se oscureció el cielo, cayeron las sombras sobre mí.

-Se está despertando.

Oí de lejos una voz de mujer que no reconocía. Al frío se sumó una incómoda sensación en la garganta, había algo que entorpecía mi respiración a la vez que me la estaba facilitando. Intenté moverme pero apenas tenía fuerzas para nada. Abrí los ojos.

A mi alrededor, una sala triste, verde y blanca y, a escasos metros, una mesa con personal vestido de hospital. Intenté ubicarme y lo conseguí nada más ver mis brazos recorridos por tubos y sentir que mi laringe cobijaba un respirador.

Me acordé.

Estaba en la UCI del hospital, lo recordé, ese día me iban a operar.

Entonces volví a agitarme, como minutos antes en la playa.

-Tranquila, no te muevas –me dijo la enfermera-. Ahora mismo te lo quitamos.

No pude contener unas lágrimas.

-No llores, todo ha ido muy bien.

No, nada había ido bien. Yo seguía viva y él había vuelto a marchase de mi lado. Hacía casi un año de la muerte de mi marido.

lunes, 4 de marzo de 2013

DESCRIPCIONES SUBJETIVAS

Ayer Alex me pidió que le explicase la descripción. Con mis palabras, como siempre hacemos, para que una vez que entienda el concepto, sea capaz de entender las enrevesadas explicaciones que a veces traen los libros de texto.

Hablamos de los dos tipos que hay, las objetivas, es decir, aquellas que se hacen con el objeto de exponer un tema sin entrar en ninguna valoración, y las subjetivas, esas en las que prevalecen las emociones del autor, cargadas de sentimientos.

Yo no sé hacer descripciones objetivas.

Ni aprenderé.

Llevo unos días tratando de resumirme a mí misma lo que me está pasando con Detrás del cristal y la imparcialidad es imposible. Tanto que desisto y me quedo con todo este enorme torrente de sentimientos que me provoca el resultado que está dando este trabajo de años.

Pensé publicarla hace un año pero... un comentario no demasiado alentador, sobre la postura de mi narrador (aviso, es omnisciente, lo sabe todo y a veces interviene en la narración) me hizo pensar que quizá no sé escribir todavía y que tenía que darme más tiempo.

Lo hice y no me arrepiento en absoluto.

En este año la vida me ha pasado un poco por encima, algunas situaciones me han superado y he estado inmersa en un proceso de aprendizaje que, de alguna manera, se refleja en la novela. Escuché todo lo que tenían que decirme de ella, escuché a mi propio narrador omnisciente, revisé y reestructuré y ahora, estoy segura, es el libro que quería escribir.

Pero aún no es MI libro.

Todavía estoy aprendiendo.

No voy a hacer una descripción subjetiva de los últimos dieciocho días que lleva publicada, voy a dejar constancia en una imagen que creo que lo resume todo, quizá de manera mucho más objetiva. Añadiendo que lleva 5 opiniones de cinco estrellas. ¡Casi nada!





sábado, 2 de marzo de 2013

PREMIO: LOS SIETE PECADOS CAPITALES DE LA LECTURA


Dácil, de El blog de una madre desesperada, me pasa este premio que recojo con orgullo. Lleva un cuestionario que paso a contestaros.

1. Avaricia: ¿cuál es tu libro más caro y el más barato?


El más caro es probablemente una edición especial de Los pilares de la Tierra, de Ken Follet, pero no lo compré yo, me lo regalaron el día que nació mi hijo mayor. El más barato... los que rescato de los montones de los supermercados. Hace un mes más o menos me compré un manual de gramática ¡por un euro!


2. Ira: ¿con qué autor tienes una relación amor-odio?

Pérez-Reverte. Hay libros suyos que me encantan y otros que he sido incapaz de terminar.

3. Gula: ¿qué libro te devoras una vez tras otra?

Tengo destrozados los dos primeros de la saga Los hijos de la Tierra y vuelvo a ellos cuando me apetece leer algo que sé que me va a gustar. Eso sí, con el último no he podido. Me rendí a la mitad, y mira que lo esperaba con ganas.

4. Pereza: ¿Qué libro no has leído por flojera?

Yo creo que ninguno, están pendientes. Guerra y Paz, por ejemplo, siempre lo dejo de lado por lo gordo que es.

5. Orgullo: ¿De qué libro hablas para sonar intelectual?

Creo que ninguno. Leo lo que leo, y no me importa lo que piensen los demás. ¡Si hasta me leo los libros de mi hija y los disfruto!

6. Lujuria. ¿qué encuentras atractivo en los personajes femeninos o masculinos?

Creo que el hecho de que parezcan humanos es lo que más me atrae. Si tienen defectos, casi mejor que esos personajes que son todo virtudes. No me los creo.

7. Envidia: ¿Qué libro te gustaría recibir cómo regalo?

Me he pedido uno para mi cumpleaños, a ver si se acuerdan del título y cae... pero no lo voy a decir, que luego me llaman pesada.

Tengo que regalar este premio a otros blogs, así que paso a daros sus nombres:


Libros, exposiciones, excursiones.

El Universo de los Libros
Serendipia
El club de las escritoras
Mis lecturas y más cositas
Mundo Paralelo
Desde Vallekas