jueves, 19 de enero de 2017

ESTO NO ES UNA COMPETENCIA

Ayer, mirando Facebook, saltó una publicación de mi amiga Margalida Ramon, a la que conocéis seguramente de su blog, Libros, exposiciones, excursiones... En ella, esta fotografía de un texto copaba todo el interés:


El mío, desde luego, se lo llevó a la primera, porque es algo que siempre he dicho y que siento de verdad. Me encanta que la gente que me rodea cumpla sus objetivos, que tenga éxito en lo que se propone y, llegado el caso, si se puede, contribuir a ello. Aunque solo sea con el apoyo que pueda prestar.

No entiendo la vida como una competición, salvo contigo mismo.

Desde que empecé a moverme en este mundo de la escritura, lo que más espanto me causó fue la competencia. El "quítate tú para ponerme yo" que poco a poco fui detectando y que chocaba frontalmente con lo que yo siento. Es más, no solo chocaba de lleno, sino que es una estupidez. ¿Cuántos lectores pueden "vivir" su pasión consumiendo libros solo de un autor? Yo, desde luego, no soy capaz.

Ni siquiera soy capaz de quedarme en un género, así que lo otro es más que ridículo para mí.

Entonces, ¿no me voy a alegrar de que a las personas que me rodean, que escriben, les vaya todo bien?

Sin embargo, esto no es así. A medida que fui dando pasos, me encontré con personas que no tienen ningún escrúpulo en darte un empujón para quitarte de en medio, no sea que hagas un poquito de sombra a su trabajo. Yo, que soy de encender luces, de ponerlas en otros antes incluso que en mí misma (porque siento menos pudor), me encontré desconcertada con actitudes que no sé si duelen ya, creo que no es eso, sino que descolocan.

¿Se puede ser feliz así?

Ayer, al ver esto, me tranquilicé. Siguen quedando personas que se alegran de lo bueno, que aportan algo positivo en lugar de centrarse en encontrar la manera de hundir al de enfrente. Creo que es el camino que quiero seguir, porque como persona me llevará mucho más lejos que cualquier treta maquiavélica (de las que ya hemos intercambiado opiniones en el blog y otras de las que seguro hablaremos en el futuro). Quiero rodearme de luz, de gente que la transmita y que no te la apaguen de un manotazo.

De personas.

Con eso me quedo.